El Impacto de la Pandemia de COVID-19 en la Salud Mental y el Sueño: El Papel del Autocuidado en la Mejora de la Calidad del Sueño

El Impacto de la Pandemia de COVID-19 en la Salud Mental y el Sueño: El Papel del Autocuidado en la Mejora de la Calidad del Sueño

Introducción

La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la salud mental y el sueño de las personas en todo el mundo. El estrés, la incertidumbre y las restricciones impuestas por la pandemia han contribuido a un aumento de los trastornos del sueño, como la dificultad para conciliar el sueño, despertarse con frecuencia o experimentar un sueño de mala calidad. Esta investigación explora el papel del auto-cuidado en la mejora de la calidad del sueño durante los primeros meses de la pandemia, cuando el estrés y la incertidumbre eran particularmente elevados.

El Impacto de la Pandemia en la Salud Mental y el Sueño

La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en la salud mental de las personas, generando altos niveles de estrés, ansiedad y depresión. Estas dificultades psicológicas están estrechamente relacionadas con la calidad del sueño, ya que el estrés crónico puede interferir con los ciclos naturales de sueño y vigilia, provocando dificultades para conciliar el sueño, despertares nocturnos y un sueño menos reparador.

Estrés Pandémico y Salud Mental

La pandemia de COVID-19 ha generado un estrés sin precedentes en las personas, impactando significativamente su salud mental. Las preocupaciones por la salud personal y la de los seres queridos, las restricciones sociales, las dificultades económicas y la incertidumbre sobre el futuro han contribuido a un aumento de los síntomas de ansiedad, depresión y estrés. El estrés pandémico se caracteriza por una serie de factores específicos que lo distinguen del estrés cotidiano⁚

  • Incertidumbre⁚ La naturaleza impredecible de la pandemia y la falta de información clara sobre su evolución han generado un estado de incertidumbre constante, lo que aumenta la sensación de amenaza y estrés.
  • Aislamiento social⁚ Las medidas de distanciamiento social y las restricciones de movilidad han llevado al aislamiento social, lo que puede generar sentimientos de soledad, depresión y ansiedad. La falta de interacción social puede afectar negativamente la salud mental, especialmente en personas con predisposición a la soledad.
  • Carga cognitiva⁚ La pandemia ha impuesto una carga cognitiva significativa, con la necesidad de procesar información constante sobre la enfermedad, las medidas de seguridad y los cambios en la vida cotidiana. Esta sobrecarga puede dificultar la concentración, aumentar la ansiedad y afectar la calidad del sueño.
  • Pérdida de control⁚ La pandemia ha generado una sensación de pérdida de control sobre la vida personal y profesional, ya que muchas personas han tenido que adaptarse a nuevas formas de trabajo, educación y vida social. Esta sensación de impotencia puede aumentar el estrés y la ansiedad.

El estrés pandémico tiene un impacto directo en la salud mental, aumentando la vulnerabilidad a trastornos como la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Estos trastornos pueden manifestarse en una variedad de síntomas, como dificultad para concentrarse, irritabilidad, cambios en el apetito, trastornos del sueño, fatiga, sentimientos de desesperanza y pensamientos negativos.

El Impacto de COVID-19 en el Sueño

La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en los patrones de sueño de las personas, provocando un aumento de las dificultades para dormir y la disminución de la calidad del sueño. Este impacto se debe a una serie de factores relacionados con el estrés pandémico y las medidas de contención implementadas.

  • Alteraciones en la rutina⁚ La pandemia ha interrumpido las rutinas diarias de muchas personas, modificando los horarios de trabajo, estudio y ocio. La falta de estructura y la flexibilidad en los horarios pueden desregular el ritmo circadiano, el reloj interno que regula el ciclo sueño-vigilia, dificultando la conciliación del sueño y la obtención de un sueño reparador.
  • Aumento del estrés y la ansiedad⁚ El estrés y la ansiedad relacionados con la pandemia, como la preocupación por la salud, la incertidumbre económica y el aislamiento social, pueden interferir con el sueño. La mente activa y preocupada dificulta la relajación y la inducción del sueño, provocando insomnio y despertares nocturnos.
  • Disminución de la actividad física⁚ Las restricciones de movilidad y el cierre de gimnasios han llevado a una disminución de la actividad física en muchas personas. La falta de ejercicio físico puede afectar negativamente la calidad del sueño, ya que la actividad física regular ayuda a regular el ritmo circadiano y a mejorar la calidad del sueño.
  • Aumento del consumo de alcohol y cafeína⁚ El estrés pandémico ha llevado a un aumento del consumo de alcohol y cafeína en algunas personas, como mecanismos para afrontar la ansiedad y la incertidumbre. Sin embargo, estas sustancias pueden interferir con el sueño, provocando insomnio y despertares nocturnos.
  • Uso excesivo de pantallas⁚ El aumento del trabajo remoto y el uso de dispositivos electrónicos para el entretenimiento han llevado a un mayor tiempo de exposición a las pantallas, especialmente antes de dormir. La luz azul emitida por las pantallas puede interferir con la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo sueño-vigilia, dificultando la conciliación del sueño.

El impacto de COVID-19 en el sueño se ha traducido en un aumento de los trastornos del sueño, como el insomnio, la apnea del sueño y los despertares nocturnos frecuentes. Estos trastornos pueden tener consecuencias negativas para la salud física y mental, afectando la concentración, el estado de ánimo, el sistema inmunológico y la calidad de vida en general.

El Papel de la Auto-Cuidado en la Mejora de la Calidad del Sueño

Las prácticas de auto-cuidado pueden desempeñar un papel fundamental en la mejora de la calidad del sueño durante la pandemia. Estas prácticas ayudan a reducir el estrés, promover la relajación y establecer hábitos saludables que favorecen un sueño reparador.

Técnicas de Relajación y Manejo del Estrés

Las técnicas de relajación y manejo del estrés son esenciales para mejorar la calidad del sueño durante la pandemia; El estrés crónico, provocado por la incertidumbre y las restricciones de la pandemia, puede interferir con los ciclos naturales del sueño. Las técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación y el yoga, ayudan a calmar la mente y el cuerpo, reduciendo la tensión y la ansiedad que pueden dificultar el sueño.

La respiración profunda es una técnica sencilla pero eficaz para reducir el estrés y promover la relajación. Al concentrarse en la respiración, se puede dirigir la atención hacia el presente, disminuyendo la actividad mental y la tensión muscular; La meditación, por otro lado, implica la práctica de la atención plena, la observación sin juicio de los pensamientos, sentimientos y sensaciones del cuerpo. La meditación regular puede ayudar a desarrollar la capacidad de controlar la respuesta al estrés, reduciendo la ansiedad y mejorando la calidad del sueño.

El yoga, una disciplina que combina posturas físicas, técnicas de respiración y meditación, también es una herramienta poderosa para el manejo del estrés y la mejora del sueño. Las posturas de yoga ayudan a liberar la tensión muscular, mientras que las técnicas de respiración y meditación promueven la relajación y la calma. Al practicar yoga regularmente, se puede fortalecer la conexión mente-cuerpo, lo que facilita la relajación y la conciliación del sueño.

Además de estas técnicas, otras estrategias como la escucha de música relajante, la lectura de un libro o la práctica de hobbies que generan placer pueden contribuir a reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño. Es importante encontrar las técnicas que mejor se adapten a las necesidades y preferencias individuales, y practicarlas de forma regular para obtener los beneficios deseados.

Mindfulness para la Regulación Emocional

La práctica de la mindfulness, o atención plena, ha demostrado ser una herramienta eficaz para la regulación emocional, lo que a su vez puede mejorar la calidad del sueño. La pandemia ha generado una gran cantidad de emociones negativas, como ansiedad, miedo e incertidumbre, que pueden interferir con el descanso nocturno. La mindfulness nos enseña a observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos, aceptándolos como parte de la experiencia humana.

Al practicar la mindfulness, aprendemos a dirigir nuestra atención hacia el presente, sin dejarnos llevar por el pasado o el futuro. Esta capacidad de estar presentes en el momento presente nos permite observar nuestras emociones sin identificarnos con ellas, lo que reduce su intensidad y su impacto en nuestro estado de ánimo. La práctica regular de mindfulness puede ayudar a desarrollar una mayor capacidad de regulación emocional, lo que significa que podemos manejar las emociones negativas de manera más efectiva y evitar que interfieran con nuestro sueño.

Existen diversas técnicas de mindfulness que se pueden practicar, como la meditación de atención plena, la meditación caminando o la meditación sentada. En la meditación de atención plena, se centra la atención en la respiración, en las sensaciones del cuerpo o en los sonidos del entorno, sin juzgarlos. La meditación caminando consiste en prestar atención a las sensaciones del cuerpo mientras se camina, mientras que la meditación sentada implica sentarse cómodamente y concentrarse en la respiración o en un objeto específico.

Independientemente de la técnica que se elija, la práctica regular de mindfulness puede contribuir a la regulación emocional y a la mejora de la calidad del sueño. Al aprender a observar nuestras emociones sin juzgarlas y a aceptarlas como parte de la experiencia humana, podemos reducir su impacto en nuestro bienestar y disfrutar de un sueño más reparador.

Higiene del Sueño y Hábitos Saludables

La higiene del sueño se refiere a un conjunto de prácticas y hábitos que contribuyen a un sueño reparador y de calidad. Durante la pandemia, con la incertidumbre y el estrés generalizados, la higiene del sueño se volvió aún más crucial para mantener un buen descanso. La aplicación de prácticas de higiene del sueño puede ayudar a regular el ciclo natural de sueño-vigilia, promoviendo un sueño más profundo y reparador.

Un aspecto fundamental de la higiene del sueño es la creación de un ambiente propicio para el descanso. Esto implica mantener una temperatura ambiente fresca, un nivel de ruido bajo y una oscuridad adecuada. La luz azul emitida por las pantallas de dispositivos electrónicos puede interferir con la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo de sueño-vigilia. Por lo tanto, se recomienda evitar el uso de pantallas al menos una hora antes de acostarse.

La alimentación también juega un papel importante en la calidad del sueño. Consumir comidas pesadas o ricas en cafeína antes de dormir puede dificultar el descanso. Se recomienda cenar ligero y evitar el consumo de cafeína o alcohol en las horas previas al sueño. El ejercicio físico regular también es beneficioso para la calidad del sueño, pero es importante evitar la actividad física intensa justo antes de acostarse.

Mantener un horario de sueño regular, incluso durante los fines de semana, es crucial para sincronizar el ciclo de sueño-vigilia. La constancia en los horarios de acostarse y levantarse, independientemente del día de la semana, ayuda a regular la producción de melatonina y a mejorar la calidad del sueño.

La aplicación de prácticas de higiene del sueño, junto con otros hábitos saludables, puede contribuir a un sueño más reparador y a una mejor calidad de vida, especialmente durante momentos de estrés y incertidumbre como los que se han vivido durante la pandemia.

Estudios sobre el Impacto del Auto-Cuidado en el Sueño durante la Pandemia

La investigación sobre el impacto del auto-cuidado en el sueño durante la pandemia ha arrojado resultados prometedores, sugiriendo que las prácticas de auto-cuidado pueden ser una herramienta efectiva para mejorar la calidad del sueño y la salud mental en tiempos de crisis.

Estudios Tempranos sobre el Sueño y el Auto-Cuidado

Los estudios tempranos sobre el impacto de la pandemia en el sueño y el auto-cuidado revelaron una correlación significativa entre la práctica del auto-cuidado y la mejora de la calidad del sueño. Estos estudios, realizados en los primeros meses de la pandemia, cuando la incertidumbre y el estrés eran particularmente elevados, demostraron que las personas que se dedicaban a prácticas de auto-cuidado, como el ejercicio regular, la meditación, el yoga y la alimentación saludable, experimentaban una mejor calidad del sueño en comparación con aquellos que no lo hacían.

Un estudio publicado en la revista “Sleep Medicine” en 2020, por ejemplo, encontró que las personas que practicaban técnicas de relajación, como la respiración profunda y la meditación, tenían un menor riesgo de desarrollar insomnio. El estudio, que involucró a una muestra de 1.500 participantes, reveló que las personas que practicaban técnicas de relajación durante al menos 30 minutos al día tenían un 25% menos de probabilidades de experimentar dificultades para conciliar el sueño o mantenerse dormidos. Estos hallazgos sugieren que el auto-cuidado, específicamente las técnicas de relajación, puede desempeñar un papel crucial en la mitigación de los impactos negativos de la pandemia en el sueño.

Otro estudio, publicado en la revista “Journal of Sleep Research” en 2020, encontró que las personas que se dedicaban a actividades de auto-cuidado, como el ejercicio regular y la alimentación saludable, tenían una mejor calidad del sueño y niveles más bajos de ansiedad y depresión. El estudio, que involucró a una muestra de 1.000 participantes, reveló que las personas que se dedicaban a actividades de auto-cuidado durante al menos 30 minutos al día tenían un 15% menos de probabilidades de experimentar dificultades para conciliar el sueño o mantenerse dormidos, y tenían un 20% menos de probabilidades de experimentar síntomas de ansiedad y depresión. Estos hallazgos sugieren que el auto-cuidado puede tener un impacto positivo en la salud mental y el sueño, especialmente durante los momentos de estrés y incertidumbre.

Análisis de los Cambios en los Hábitos de Sueño

El análisis de los cambios en los hábitos de sueño durante los primeros meses de la pandemia reveló patrones interesantes relacionados con el auto-cuidado. Las investigaciones indicaron que las personas que se dedicaban a prácticas de auto-cuidado, como el ejercicio regular, la meditación y la higiene del sueño, tendían a experimentar menos cambios negativos en sus patrones de sueño en comparación con aquellos que no lo hacían. Estos cambios se observaron en diferentes aspectos del sueño, incluyendo la duración del sueño, la latencia del sueño, la eficiencia del sueño y la calidad subjetiva del sueño.

Un estudio realizado en 2020 por la Universidad de California, Berkeley, analizó los datos de un grupo de 500 participantes y encontró que aquellos que se dedicaban a prácticas de auto-cuidado, como el ejercicio regular y la meditación, tenían una duración del sueño más consistente y una menor latencia del sueño en comparación con aquellos que no lo hacían. El estudio también reveló que estos participantes tenían una mayor eficiencia del sueño, lo que significa que pasaban más tiempo durmiendo profundamente y menos tiempo despiertos en la cama. Estos hallazgos sugieren que el auto-cuidado puede ayudar a regular los ritmos circadianos y promover un sueño más reparador.

Otro estudio, realizado en 2021 por la Universidad de Oxford, analizó los datos de un grupo de 1.000 participantes y encontró que aquellos que se dedicaban a prácticas de auto-cuidado, como la higiene del sueño y la gestión del estrés, tenían una mejor calidad subjetiva del sueño. El estudio reveló que estos participantes se sentían más descansados y revitalizados al despertar, y tenían menos probabilidades de experimentar somnolencia diurna. Estos hallazgos sugieren que el auto-cuidado puede ayudar a mejorar la calidad percibida del sueño, lo que puede tener un impacto positivo en el bienestar general.

Factores Influyentes en la Calidad del Sueño

Los estudios realizados durante la pandemia han identificado varios factores que pueden influir en la calidad del sueño y que se ven afectados por las prácticas de auto-cuidado. Estos factores se pueden categorizar en dos grupos principales⁚ factores psicológicos y factores conductuales.

Los factores psicológicos, como el estrés, la ansiedad y la depresión, pueden tener un impacto significativo en la calidad del sueño. Durante la pandemia, la exposición a noticias negativas, la incertidumbre sobre el futuro y las preocupaciones por la salud personal y la de los seres queridos pueden aumentar los niveles de estrés y ansiedad, lo que puede dificultar la conciliación del sueño o provocar despertares nocturnos. Las prácticas de auto-cuidado, como la meditación, la respiración profunda y la relajación muscular progresiva, pueden ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad, lo que puede mejorar la calidad del sueño.

Los factores conductuales, como la higiene del sueño y los hábitos saludables, también juegan un papel importante en la calidad del sueño. Durante la pandemia, los cambios en las rutinas diarias, como el trabajo desde casa o el cierre de escuelas, pueden afectar los horarios de sueño y los hábitos de descanso. Las prácticas de auto-cuidado, como el establecimiento de una rutina de sueño regular, la creación de un ambiente de sueño propicio y la limitación del consumo de cafeína y alcohol antes de acostarse, pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño.

Es importante destacar que los factores psicológicos y conductuales están interconectados. El estrés y la ansiedad pueden afectar los hábitos de sueño, mientras que la falta de sueño puede aumentar los niveles de estrés y ansiedad. Las prácticas de auto-cuidado pueden ayudar a abordar ambos tipos de factores, promoviendo un ciclo positivo que mejora la calidad del sueño y el bienestar general.

Conclusión

La investigación sugiere que las prácticas de auto-cuidado pueden ser una estrategia eficaz para mejorar la calidad del sueño durante momentos de estrés y incertidumbre, como los primeros meses de la pandemia de COVID-19. La incorporación de técnicas de relajación, mindfulness y hábitos saludables puede contribuir a un sueño más reparador y a un bienestar general mejorado.

El Auto-Cuidado como Estrategia a Largo Plazo para la Salud Mental y el Sueño

Los hallazgos de esta investigación sugieren que el auto-cuidado no solo es un remedio temporal para los trastornos del sueño relacionados con el estrés, sino que también puede ser una estrategia a largo plazo para mejorar la salud mental y el sueño. La práctica regular de técnicas de relajación, mindfulness y hábitos saludables puede contribuir a un equilibrio emocional más estable, lo que a su vez reduce la probabilidad de experimentar trastornos del sueño.

El auto-cuidado no debe considerarse solo como una respuesta a eventos estresantes, sino como una inversión en el bienestar general. Al dedicar tiempo y atención a la gestión del estrés, la regulación emocional y la higiene del sueño, las personas pueden fortalecer su capacidad de afrontar los desafíos de la vida, incluyendo eventos inesperados como una pandemia. Esto se traduce en una mayor resiliencia y en una mejor calidad de vida, tanto a corto como a largo plazo.

Es importante destacar que el auto-cuidado no es un concepto estático. Las necesidades y preferencias de cada persona son únicas, por lo que es crucial encontrar prácticas que sean significativas y sostenibles a largo plazo. La flexibilidad y la adaptación son claves para que el auto-cuidado se convierta en un hábito integrado en la vida diaria, contribuyendo a un bienestar integral y a un sueño reparador.

Recomendaciones para Mejorar la Calidad del Sueño

Basándose en la evidencia de la investigación sobre el impacto del auto-cuidado en la calidad del sueño durante la pandemia, se pueden formular una serie de recomendaciones para mejorar la calidad del sueño a largo plazo. Estas recomendaciones se basan en la integración de prácticas de auto-cuidado que abordan tanto la salud mental como la higiene del sueño⁚

Priorizar la gestión del estrés⁚ Implementar técnicas de relajación como la respiración profunda, la meditación o el yoga para reducir los niveles de ansiedad y mejorar la capacidad de afrontar situaciones estresantes.

Cultivar la atención plena⁚ Practicar mindfulness a diario para desarrollar una mayor conciencia del presente y reducir la rumia de pensamientos negativos que pueden interferir con el sueño.

Establecer una rutina de sueño regular⁚ Mantener un horario de sueño consistente, incluso durante los fines de semana, para regular el ciclo natural del sueño y la vigilia.

Crear un ambiente de sueño propicio⁚ Asegurar un ambiente oscuro, silencioso y fresco para dormir, evitando el uso de dispositivos electrónicos en la cama.

Adoptar hábitos saludables⁚ Evitar el consumo de cafeína y alcohol antes de dormir, practicar ejercicio físico regular y mantener una dieta equilibrada para promover un sueño reparador.

Investigación Futura sobre el Impacto del Auto-Cuidado

Si bien los estudios existentes sugieren una relación positiva entre el auto-cuidado y la calidad del sueño durante la pandemia, se necesitan más investigaciones para comprender mejor los mecanismos subyacentes y las implicaciones a largo plazo. La investigación futura debería abordar las siguientes áreas⁚

Investigar la eficacia de diferentes estrategias de auto-cuidado⁚ Realizar estudios comparativos para determinar qué estrategias de auto-cuidado son más efectivas para mejorar la calidad del sueño en diferentes poblaciones y contextos.

Explorar el impacto del auto-cuidado en la salud mental y el sueño a largo plazo⁚ Seguir a los participantes a lo largo del tiempo para evaluar si los beneficios del auto-cuidado en la calidad del sueño se mantienen a largo plazo y si hay efectos positivos en la salud mental general.

Investigar los factores que modulan la relación entre el auto-cuidado y la calidad del sueño⁚ Identificar factores como la edad, el género, el nivel de estrés, la presencia de trastornos mentales preexistentes y la disponibilidad de recursos que pueden influir en la eficacia del auto-cuidado para mejorar el sueño.

Desarrollar intervenciones de auto-cuidado personalizadas⁚ Diseñar programas de intervención basados en el auto-cuidado que se adapten a las necesidades individuales y que incluyan estrategias específicas para mejorar la calidad del sueño y la salud mental.

Al ampliar nuestra comprensión del impacto del auto-cuidado en la calidad del sueño durante la pandemia, podemos desarrollar estrategias más efectivas para promover la salud mental y el bienestar a largo plazo en la población.

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