Cómo se trata la espondilitis anquilosante

Cómo se trata la espondilitis anquilosante

Cómo se trata la espondilitis anquilosante

La espondilitis anquilosante es una enfermedad crónica que afecta principalmente a la columna vertebral. Si bien no existe cura, el tratamiento se centra en controlar los síntomas, reducir la inflamación y mejorar la calidad de vida del paciente.

Introducción

La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente a la columna vertebral. Se caracteriza por dolor e inflamación en la espalda, rigidez y, en casos avanzados, fusión de las vértebras. Esta condición puede afectar la movilidad, la postura y la calidad de vida del paciente. El objetivo del tratamiento es controlar los síntomas, reducir la inflamación, mejorar la movilidad y prevenir la fusión ósea.

El tratamiento de la espondilitis anquilosante es multidisciplinario y se basa en una combinación de medicamentos, terapia física, modificaciones del estilo de vida y manejo del dolor.

Comprensión de la espondilitis anquilosante

La espondilitis anquilosante es una enfermedad autoinmune crónica que afecta principalmente a la columna vertebral. Se caracteriza por la inflamación de las articulaciones sacroilíacas, las que unen la columna vertebral con la pelvis, y de las vértebras. Esta inflamación puede causar dolor, rigidez, limitación del movimiento y, en casos avanzados, fusión de las vértebras.

La espondilitis anquilosante es una enfermedad compleja y su causa exacta aún no se conoce. Se cree que una combinación de factores genéticos y ambientales juega un papel importante en su desarrollo.

Definición y causas

La espondilitis anquilosante (EA) es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente a la columna vertebral. Se caracteriza por la inflamación de las articulaciones sacroilíacas, que unen la columna vertebral con la pelvis, y de las vértebras. Esta inflamación puede conducir a dolor, rigidez, limitación del movimiento y, en casos avanzados, a la fusión de las vértebras, lo que limita la movilidad de la columna vertebral.

La causa exacta de la EA es desconocida, pero se cree que una combinación de factores genéticos y ambientales juega un papel importante. La predisposición genética es un factor clave, ya que la EA se asocia a ciertos genes, como el HLA-B27. Los factores ambientales, como las infecciones, también pueden contribuir al desarrollo de la EA.

Síntomas

Los síntomas de la espondilitis anquilosante (EA) varían de persona a persona y pueden aparecer gradualmente o de forma repentina. Los síntomas más comunes incluyen⁚

  • Dolor de espalda baja que empeora por la noche o después de un período de inactividad, y mejora con el movimiento.
  • Rigidez en la espalda, especialmente por la mañana o después de un período de inactividad.
  • Dolor en las articulaciones sacroilíacas, que se encuentran en la parte baja de la espalda, donde la columna vertebral se une a la pelvis.
  • Inflamación en los ojos (uveítis), que puede causar enrojecimiento, dolor y visión borrosa.
  • Fatiga y pérdida de peso.

Con el tiempo, la EA puede causar que las vértebras se fusionen, lo que puede provocar una postura encorvada y una disminución de la movilidad de la columna vertebral.

Diagnóstico

El diagnóstico de la espondilitis anquilosante (EA) suele basarse en una combinación de factores, incluyendo el historial médico del paciente, un examen físico y pruebas de imagen.

  • El historial médico del paciente puede incluir información sobre los síntomas, la duración de los síntomas y la presencia de antecedentes familiares de EA.
  • El examen físico puede incluir la evaluación del rango de movimiento de la columna vertebral, la palpación de las articulaciones sacroilíacas y la búsqueda de signos de inflamación.
  • Las pruebas de imagen, como las radiografías, las resonancias magnéticas (RM) y las tomografías computarizadas (TC), pueden ayudar a visualizar las articulaciones sacroilíacas y la columna vertebral para detectar signos de inflamación o daño.

Además, se pueden realizar análisis de sangre para detectar la presencia de marcadores inflamatorios, como la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C reactiva (PCR).

Opciones de tratamiento para la espondilitis anquilosante

El objetivo del tratamiento de la espondilitis anquilosante (EA) es controlar el dolor y la inflamación, mejorar la movilidad y la función de la columna vertebral, prevenir la fusión ósea y mejorar la calidad de vida del paciente. Para lograr estos objetivos, se utilizan varias opciones de tratamiento, que incluyen medicamentos, terapia física y ejercicio, modificaciones del estilo de vida y manejo del dolor.

El tratamiento específico para cada paciente dependerá de la gravedad de la enfermedad, los síntomas y las preferencias del paciente.

Medicamentos

Los medicamentos juegan un papel fundamental en el tratamiento de la espondilitis anquilosante (EA). Su objetivo principal es reducir la inflamación, aliviar el dolor y mejorar la movilidad. Se utilizan dos tipos principales de medicamentos⁚ los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y los fármacos biológicos.

Los AINE, como ibuprofeno y naproxeno, son eficaces para controlar el dolor y la inflamación, especialmente en las primeras etapas de la EA. Los fármacos biológicos, como el infliximab y el adalimumab, son más potentes y se utilizan para pacientes con EA severa que no responden a los AINE. Estos medicamentos bloquean las proteínas que causan la inflamación en el cuerpo.

AINE

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son una opción inicial común para el tratamiento de la espondilitis anquilosante (EA). Estos medicamentos ayudan a reducir la inflamación y el dolor, mejorando la movilidad y la calidad de vida del paciente. Los AINE se pueden administrar de forma oral, tópica o intravenosa, dependiendo de la gravedad de los síntomas y la preferencia del paciente.

Algunos ejemplos de AINE utilizados para tratar la EA incluyen ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco y celecoxib. Los AINE son generalmente efectivos para aliviar el dolor y la inflamación a corto plazo, pero pueden tener efectos secundarios como malestar estomacal, úlceras pépticas y problemas renales.

Biológicos

Los fármacos biológicos son medicamentos que se dirigen a proteínas específicas involucradas en el proceso inflamatorio de la espondilitis anquilosante (EA). Estos medicamentos pueden ser particularmente efectivos para pacientes con EA activa que no responden bien a los AINE.

Algunos ejemplos de fármacos biológicos utilizados para tratar la EA incluyen infliximab, adalimumab, etanercept y certolizumab pegol. Estos medicamentos se administran mediante inyección o infusión y pueden ayudar a reducir la inflamación, el dolor y la rigidez, mejorando la función física y la calidad de vida del paciente.

Los fármacos biológicos pueden tener efectos secundarios, como infecciones, reacciones alérgicas y problemas hepáticos. Es importante discutir los riesgos y beneficios de estos medicamentos con un reumatólogo.

Terapia física y ejercicio

La terapia física juega un papel crucial en el manejo de la espondilitis anquilosante (EA). Un programa de ejercicios personalizado, diseñado por un fisioterapeuta, puede ayudar a mejorar la movilidad, la fuerza muscular y la flexibilidad, reduciendo el dolor y la rigidez.

Los ejercicios de rango de movimiento, como estiramientos y flexiones, ayudan a mantener la flexibilidad de la columna vertebral. Los ejercicios de fortalecimiento, como levantar pesas, ayudan a fortalecer los músculos que soportan la columna vertebral. La terapia acuática, que utiliza la flotabilidad del agua para reducir el estrés en las articulaciones, puede ser particularmente beneficiosa para los pacientes con EA.

Es importante realizar los ejercicios de forma regular y siguiendo las instrucciones del fisioterapeuta para evitar lesiones.

Modificaciones del estilo de vida

Además de los tratamientos médicos, ciertos cambios en el estilo de vida pueden contribuir significativamente a la gestión de la espondilitis anquilosante. Mantener un peso saludable es crucial, ya que el exceso de peso ejerce una mayor presión sobre las articulaciones, aumentando el dolor y la inflamación.

Dejar de fumar es otro paso esencial, ya que el tabaquismo puede empeorar la enfermedad y aumentar el riesgo de complicaciones. La postura adecuada es fundamental para evitar la tensión en la columna vertebral. Dormir con una almohada que soporte la curva natural del cuello y evitar sentarse encorvado durante largos períodos son medidas importantes.

Implementar estas modificaciones en el estilo de vida puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas con espondilitis anquilosante.

Manejo del dolor

El dolor es un síntoma común de la espondilitis anquilosante y puede variar en intensidad y frecuencia. El manejo del dolor es una parte esencial del tratamiento, y se basa en un enfoque multidisciplinario que combina medicamentos, terapia física y técnicas de relajación.

Los analgésicos de venta libre, como el ibuprofeno o el naproxeno, pueden proporcionar alivio temporal del dolor. En casos más graves, se pueden recetar analgésicos más fuertes, como los opioides, pero su uso debe ser cuidadosamente monitoreado debido a los posibles efectos secundarios.

La terapia física también juega un papel importante en el manejo del dolor, ya que puede ayudar a fortalecer los músculos, mejorar la flexibilidad y aliviar la tensión en la columna vertebral.

Objetivo del tratamiento

El objetivo principal del tratamiento de la espondilitis anquilosante es controlar la inflamación, mejorar la movilidad espinal y prevenir la fusión ósea, conocida como anquilosis. Al lograr estos objetivos, se busca mejorar la calidad de vida del paciente, reduciendo el dolor, la rigidez y la discapacidad.

La reducción de la inflamación es crucial para aliviar el dolor y la rigidez, y para prevenir la progresión de la enfermedad. La mejora de la movilidad espinal permite al paciente mantener un rango de movimiento adecuado y realizar actividades diarias con mayor facilidad.

La prevención de la fusión ósea es esencial para evitar la deformidad de la columna vertebral y mantener una buena postura.

Reducir la inflamación

La inflamación es una característica clave de la espondilitis anquilosante, causando dolor, rigidez y daño a las articulaciones. El objetivo del tratamiento es reducir la inflamación para aliviar estos síntomas y prevenir la progresión de la enfermedad.

Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno y el naproxeno, son la primera línea de tratamiento para controlar la inflamación. Estos medicamentos ayudan a reducir el dolor y la rigidez, mejorando la movilidad y la calidad de vida del paciente.

En casos más severos, se pueden utilizar fármacos biológicos, como el infliximab y el adalimumab. Estos medicamentos actúan sobre el sistema inmunológico para reducir la inflamación en las articulaciones.

Mejorar la movilidad espinal

La espondilitis anquilosante puede causar rigidez y limitación del movimiento en la columna vertebral. Mejorar la movilidad espinal es fundamental para mantener la funcionalidad y la calidad de vida del paciente.

La terapia física juega un papel crucial en este aspecto. Los ejercicios de rango de movimiento, como la flexión, la extensión y la rotación de la columna, ayudan a mantener la flexibilidad y prevenir la rigidez. Los ejercicios de fortalecimiento, como los abdominales y los ejercicios de espalda, fortalecen los músculos que sostienen la columna vertebral, mejorando la postura y el equilibrio;

La terapia acuática también puede ser beneficiosa, ya que la flotabilidad del agua reduce el estrés en las articulaciones, permitiendo un mayor rango de movimiento y fortalecimiento muscular.

Prevenir la fusión ósea

La espondilitis anquilosante puede provocar la fusión de las vértebras, conocida como anquilosis, lo que limita la movilidad de la columna vertebral. Prevenir la fusión ósea es un objetivo importante del tratamiento.

Los medicamentos, como los AINE y los biológicos, ayudan a reducir la inflamación, disminuyendo el riesgo de fusión. La terapia física y el ejercicio regular también desempeñan un papel crucial, ya que mantienen la movilidad y el flujo sanguíneo en la columna vertebral, lo que ayuda a prevenir la formación de hueso nuevo.

Un seguimiento regular con un reumatólogo es fundamental para monitorizar la progresión de la enfermedad y ajustar el tratamiento según sea necesario.

Mejorar la calidad de vida

El objetivo final del tratamiento de la espondilitis anquilosante es mejorar la calidad de vida del paciente. Esto implica aliviar el dolor, mejorar la movilidad y la función física, y promover la participación en actividades diarias.

La terapia física y el ejercicio ayudan a mantener la flexibilidad, la fuerza y la resistencia, lo que permite a los pacientes realizar sus actividades cotidianas con mayor facilidad. Las modificaciones del estilo de vida, como controlar el peso, dejar de fumar y mantener una postura adecuada, también contribuyen a mejorar la calidad de vida.

La educación del paciente sobre la enfermedad y las opciones de tratamiento permite que los pacientes tomen decisiones informadas y participen activamente en la gestión de su condición.

Opciones de tratamiento específicas

El tratamiento de la espondilitis anquilosante se adapta a las necesidades individuales de cada paciente y puede incluir una combinación de enfoques.

Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como ibuprofeno y naproxeno ayudan a reducir el dolor y la inflamación. Los fármacos biológicos, como los inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF), son más potentes y se utilizan para casos más graves o cuando los AINE no son efectivos.

La terapia física juega un papel crucial en el tratamiento, incluyendo ejercicios de rango de movimiento para mantener la flexibilidad, ejercicios de fortalecimiento para mejorar la fuerza muscular y terapia acuática para reducir el estrés en las articulaciones.

Tratamiento farmacológico

El tratamiento farmacológico para la espondilitis anquilosante busca aliviar el dolor, reducir la inflamación y prevenir la progresión de la enfermedad. Las opciones incluyen⁚

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)⁚ Ibuprofeno, naproxeno y diclofenaco son ejemplos comunes. Estos medicamentos ayudan a reducir la inflamación y el dolor, mejorando la movilidad y la calidad de vida.
  • Fármacos biológicos⁚ Se utilizan en casos más graves o cuando los AINE no son efectivos. Estos medicamentos, como los inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF), actúan sobre el sistema inmunitario para reducir la inflamación.

La elección del medicamento y la dosis dependerá de la gravedad de la enfermedad, la respuesta del paciente y otros factores individuales.

Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)

Los AINE son la primera línea de tratamiento para la espondilitis anquilosante. Estos medicamentos ayudan a reducir la inflamación y el dolor, mejorando la movilidad y la calidad de vida del paciente. Algunos ejemplos de AINE utilizados comúnmente incluyen ibuprofeno, naproxeno y diclofenaco.

Los AINE se pueden administrar por vía oral o tópica. La dosis y la frecuencia de administración dependerán de la gravedad de la enfermedad y la respuesta del paciente. Es importante mencionar que los AINE pueden tener efectos secundarios, como problemas gastrointestinales, por lo que se debe consultar con un médico para determinar la dosis adecuada y el tiempo de tratamiento.

Fármacos biológicos

Los fármacos biológicos son medicamentos que se dirigen a las proteínas específicas del sistema inmunitario que están implicadas en la inflamación. Estos medicamentos se utilizan cuando los AINE no son efectivos o no se toleran bien. Algunos ejemplos de fármacos biológicos utilizados para la espondilitis anquilosante incluyen el infliximab, el adalimumab y el etanercept.

Los fármacos biológicos se administran mediante inyección o infusión. La frecuencia de administración varía según el fármaco específico. Estos medicamentos pueden tener efectos secundarios, como infecciones y reacciones alérgicas, por lo que es importante consultar con un médico para determinar si son adecuados para cada paciente.

Terapia física y ejercicio

La terapia física es una parte esencial del tratamiento de la espondilitis anquilosante. Un fisioterapeuta puede enseñarle ejercicios específicos para mejorar la flexibilidad, la fuerza y el rango de movimiento de la columna vertebral. Estos ejercicios pueden ayudar a prevenir la rigidez y la fusión de las articulaciones, y a mantener la función física.

Los ejercicios regulares, como caminar, nadar o andar en bicicleta, también son importantes para mantener la salud general y la movilidad. Es importante hablar con un médico o fisioterapeuta antes de comenzar cualquier programa de ejercicio para asegurarse de que sea adecuado para su condición.

Ejercicios de rango de movimiento

Los ejercicios de rango de movimiento ayudan a mantener la flexibilidad de la columna vertebral y a prevenir la rigidez. Estos ejercicios pueden incluir⁚

  • Rotación de la cabeza⁚ girar la cabeza lentamente de lado a lado y hacia adelante y hacia atrás.
  • Flexión hacia adelante⁚ inclinarse hacia adelante desde la cintura, manteniendo las rodillas rectas.
  • Extensión hacia atrás⁚ inclinarse hacia atrás desde la cintura, manteniendo las rodillas rectas.
  • Rotación de la columna vertebral⁚ girar el torso hacia la izquierda y hacia la derecha, manteniendo las caderas y las piernas fijas.

Estos ejercicios deben realizarse con cuidado y sin forzar el movimiento. Si siente dolor, deje de hacer el ejercicio y consulte a un fisioterapeuta.

Ejercicios de fortalecimiento

Los ejercicios de fortalecimiento ayudan a mejorar la fuerza muscular, lo que puede ayudar a mantener la postura y reducir el dolor. Estos ejercicios pueden incluir⁚

  • Dominadas⁚ sujetarse a una barra con las manos separadas al ancho de los hombros y tirar del cuerpo hacia arriba hasta que la barbilla esté por encima de la barra.
  • Flexiones⁚ colocar las manos separadas al ancho de los hombros y bajar el cuerpo hasta que el pecho toque el suelo, luego empujar hacia arriba hasta la posición inicial.
  • Sentadillas⁚ pararse con los pies separados al ancho de los hombros y bajar el cuerpo como si se fuera a sentarse en una silla, manteniendo la espalda recta.

Es importante comenzar con un peso ligero y aumentar gradualmente la resistencia a medida que se fortalece.

Terapia acuática

La terapia acuática es una forma de ejercicio que se realiza en el agua. La flotabilidad del agua reduce la tensión en las articulaciones, lo que facilita el movimiento y la realización de ejercicios. Los ejercicios de terapia acuática pueden ayudar a mejorar la flexibilidad, la fuerza y la resistencia, así como a reducir el dolor y la inflamación.

Algunos ejemplos de ejercicios de terapia acuática incluyen⁚

  • Caminar en el agua.
  • Nadar.
  • Levantar pesas en el agua.

La terapia acuática puede ser una forma segura y eficaz de ejercicio para las personas con espondilitis anquilosante.

Modificaciones del estilo de vida

Además del tratamiento médico, los cambios en el estilo de vida pueden desempeñar un papel crucial en la gestión de la espondilitis anquilosante. Estos cambios no solo ayudan a controlar los síntomas, sino que también mejoran la calidad de vida general.

Algunos ejemplos de modificaciones del estilo de vida incluyen⁚

  • Control de peso⁚ El exceso de peso puede ejercer presión sobre la columna vertebral, agravando el dolor.
  • Dejar de fumar⁚ El tabaquismo puede aumentar la inflamación y dificultar la recuperación.
  • Postura adecuada⁚ Mantener una postura correcta ayuda a evitar la tensión en la columna vertebral y a prevenir la rigidez.

Implementar estos cambios en el estilo de vida puede tener un impacto significativo en la gestión de la espondilitis anquilosante.

Control de peso

El control de peso es un aspecto crucial en la gestión de la espondilitis anquilosante. La obesidad y el sobrepeso pueden ejercer una presión adicional sobre las articulaciones, especialmente la columna vertebral, lo que intensifica el dolor y la inflamación.

Perder incluso una pequeña cantidad de peso puede tener un impacto positivo en la gestión de la enfermedad. Se recomienda una dieta saludable y equilibrada, rica en frutas, verduras y proteínas magras, junto con la práctica regular de ejercicio físico.

Es importante consultar con un profesional de la salud para determinar un plan de pérdida de peso seguro y eficaz, teniendo en cuenta las necesidades individuales del paciente.

Dejar de fumar

Fumar es un factor de riesgo conocido para la espondilitis anquilosante, y su impacto en la salud de los pacientes es significativo. El tabaquismo aumenta la inflamación y el dolor, acelera la progresión de la enfermedad y dificulta la respuesta al tratamiento.

Dejar de fumar es una de las mejores decisiones que puede tomar un paciente con espondilitis anquilosante para mejorar su calidad de vida. Los beneficios de dejar de fumar son notables, desde una reducción del dolor y la inflamación hasta una mejor función pulmonar y un menor riesgo de otras enfermedades relacionadas con el tabaquismo.

Existen diversos recursos y programas de apoyo para ayudar a los pacientes a dejar de fumar. Consultar con un profesional de la salud para obtener asesoramiento y apoyo personalizado es fundamental.

10 reflexiones sobre “Cómo se trata la espondilitis anquilosante

  1. El artículo es informativo y bien escrito. La información sobre la espondilitis anquilosante es precisa y fácil de entender. Me gusta la forma en que se destaca la importancia de un enfoque multidisciplinario para el manejo de la enfermedad. Sugiero agregar información sobre las investigaciones en curso sobre la espondilitis anquilosante y las posibles terapias futuras.

  2. El artículo proporciona una visión general útil de la espondilitis anquilosante. La información sobre la naturaleza autoinmune de la enfermedad y los factores genéticos y ambientales que pueden contribuir a su desarrollo es valiosa. Se agradece la mención de la importancia de un enfoque multidisciplinario en el tratamiento. Sería beneficioso incluir información sobre los últimos avances en investigación y terapias emergentes para la espondilitis anquilosante.

  3. El artículo ofrece una buena introducción a la espondilitis anquilosante, cubriendo los aspectos clave de la enfermedad. La información sobre la inflamación de las articulaciones sacroilíacas y las vértebras es útil. Se podría mejorar el artículo incluyendo una sección más detallada sobre las complicaciones potenciales de la espondilitis anquilosante, como la artritis, la inflamación ocular y las enfermedades cardíacas.

  4. El artículo es informativo y bien organizado. La descripción de la espondilitis anquilosante es clara y fácil de entender. Aprecio la inclusión de información sobre el tratamiento multidisciplinario, incluyendo medicamentos, terapia física y modificaciones del estilo de vida. Se podría beneficiar de una sección sobre el pronóstico de la espondilitis anquilosante y los factores que pueden afectar la evolución de la enfermedad.

  5. El artículo es informativo y bien organizado. La descripción de la espondilitis anquilosante es clara y concisa. Aprecio la inclusión de información sobre los síntomas, causas y tratamiento de la enfermedad. Se podría beneficiar de una sección sobre el impacto de la espondilitis anquilosante en la vida diaria, incluyendo las dificultades que pueden enfrentar los pacientes en su trabajo, relaciones y actividades sociales.

  6. El artículo es informativo y bien estructurado. La descripción de la espondilitis anquilosante es clara y concisa. Aprecio la inclusión de información sobre los síntomas, causas y tratamiento de la enfermedad. Se podría beneficiar de una sección sobre la prevención de la espondilitis anquilosante, incluyendo consejos sobre estilo de vida y factores de riesgo.

  7. Este artículo ofrece una introducción clara y concisa a la espondilitis anquilosante. La descripción de la enfermedad, sus causas y síntomas es precisa y fácil de entender. Aprecio la inclusión de información sobre el tratamiento multidisciplinario, incluyendo medicamentos, terapia física y modificaciones del estilo de vida. Sin embargo, se podría beneficiar de una sección más detallada sobre las opciones de manejo del dolor y las terapias complementarias como la fisioterapia o la acupuntura.

  8. El artículo es informativo y bien escrito. La información sobre la espondilitis anquilosante es precisa y fácil de entender. Me gusta la forma en que se destaca la importancia de un enfoque multidisciplinario para el manejo de la enfermedad. Sugiero agregar información sobre el papel de la educación del paciente en el manejo de la espondilitis anquilosante, incluyendo la importancia de la autogestión y la participación activa en el tratamiento.

  9. El artículo es informativo y bien escrito. La información sobre la espondilitis anquilosante es precisa y fácil de entender. Me gusta la forma en que se destaca la importancia de un enfoque multidisciplinario para el manejo de la enfermedad. Sugiero agregar información sobre los recursos disponibles para pacientes con espondilitis anquilosante, como asociaciones de pacientes y grupos de apoyo.

  10. El artículo es informativo y bien escrito. La explicación de la espondilitis anquilosante es clara y concisa, y la información sobre los síntomas, causas y tratamiento es precisa. Me gusta la forma en que se destaca la importancia de un enfoque multidisciplinario para el manejo de la enfermedad. Sugiero agregar información sobre el impacto psicológico de la espondilitis anquilosante y las estrategias para el apoyo emocional.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba